Oña y Pradoluengo son los únicos centros de salud que han visto sus guardias nocturnas reducidas a la nada. La misma normativa de la Junta de Castilla y León habla de un máximo de 30 minutos en llegar al centro de urgencias más cercano, pero en muchas poblaciones esos minutos se superan con creces, con la anulación de esas mismas guardias.
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